jueves, 14 de noviembre de 2013

A petición del mar

Escribo
como el que por primera vez se ve las manos
y tiene sed
y bebe golondrinas
no dejo más huella
que la de mis pies en la arena del mundo
porque como nací pájaro
crecí árbol
y llegué camino
sólo tuve la vecindad del viento
su puerta
su morral
su tinaja de agosto
juegos
hermanos
abuelos (con su tos y todo)
tíos
novias
y padres
morenos diariamente
resbalándoles el sol
para el maíz
(por eso recuerdo siempre
alegría de camisa rota
y corazón alrededor)
pero los juegos se quedaron en las calles
después las novias en las cartas
y un día
los abuelos nos vistieron de negro
y el pueblo en fin
partió en caballo hacia el recuerdo
qué queda, pues, entonces
sino siempre el viento y sus historias
y nuestra espalda con su dolencia de estaciones
y unas ganas inmensas de retornar
quién sabe a dónde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario